MONOGRAFÍA DEL MOVIMIENTO BACHUÉ

MONOGRAFÍA:

Estudio detallado sobre un aspecto concreto y particular de una materia acotada.

“A lo largo de la segunda parte de la monografía se realiza una recopilación de las áreas de investigación que parecen más relevantes o innovadoras”

En este blog haremos énfasis en la historia de nuestros talentos nacionales no solo con monografías, sino dando a conocer las anécdotas y datos importantes en la vida y obra de nuestros autores.

BACHUÉ

Es el origen de la creación de los pueblos macro-Chibchas o Muiscas. Su historia era el mito fundacional de la nación Chibcha que poblaban el territorio colombiano a la llegada de los españoles y de ella se desprendían sus elementos más sagrados como lo eran: la fertilidad, el agua, la serpiente y el calor del sol.

El primer dato que tenemos de Bachué es en las Noticias Historiales del cronista español Fray Pedro Simón quien cuenta que en la cima de empinadas montañas cerca del pueblo indígena de Iguaque, en medio del frío y la niebla había una laguna, de cuyas aguas una mañana apareció la luz y de aquellas aguas emergió una bella mujer quien llevaba por la mano a un niño de tres años.

Esta fue Bachué o Furachogua que en el idioma indígena significa mujer buena (‘fura’ – mujer y ‘choque’ – cosa buena). Mujer y niño vivieron en la región hasta que él tuvo edad de casarse con ella y procrear. Como ella era muy fecunda pues con cada parto tenía entre cinco a seis hijos, muy pronto poblaron toda la tierra. Al envejecer a la vista de sus hijos retornaron a la laguna de Iguaque convirtiéndose en dos grandes serpientes y así se sumergieron en las aguas.

La laguna desde entonces fue la más sagrada para los Chibchas y con ella, el agua de toda la tierra. La diosa serpiente, su animal más importante, simboliza el comienzo y el final de la vida.

(Tomado del blog de El Aprendiz  Albañil)

INICIO DEL MOVIMIENTO BACHUÉ

Todo empieza con la participación de Colombia en  la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, el gobierno nacional le encargara a ROMULO ROZO su única comisión importante, la que lo consagraría como el artista más destacado de su generación: la ornamentación del Pabellón de Colombia, edificio que decoró con su novedoso estilo, consagrándolo como templo para la Bachué.

La repercusión de este conjunto escultórico convirtió a Rozo en una figura influyente que desde Europa les dictaba a los colombianos la lección sobre cómo gestar un arte nuevo. Algunos de los primeros en hacer esa reflexión serían los jóvenes intelectuales Darío Achury Valenzuela, Rafael Azula Barrera, Darío Samper, Tulio González y Juan Pablo Valera y los escultores Ramón Barba y Hena Rodríguez, todos ellos firmantes del manifiesto que publicaría LECTURAS agrupados en honor a Rozo bajo el nombre Los Bachués. Aunque tuvieron una vida breve y no pasaron de sus buenas intenciones, Rozo se convirtió en el modelo de todos los artistas de su generación en Colombia, quienes finalmente desterraron el academicismo en favor del anhelado arte propio, que perduraría durante la primera mitad del siglo XX, hasta la aparición de otra generación de artistas promovida por la crítica argentina Marta Traba en los 50s. (CHRISTIAN PADILLA Historiador de Arte)

Descripción y contextualización histórica de la ornamentación realizada por Rozo para el edificio que ocuparía el Pabellón de Colombia, en el cual sería exhibida Bachué, ocupando el lugar más distinguido de la delegación colombiana. Se señala además la consolidación de Rozo en el arte colombiano como producto de su labor en Sevilla y las consecuencias del despliegue mediático de Bachué y de Rozo en Colombia a raíz de este evento.

CHRISTIAN PADILLA. Historiador de Arte

En España y Francia, Rozo se relacionó y conoció lo más granado del arte vanguardista en ese entonces; además, participó en Madrid en el taller del maestro español Victorio Macho. Durante su estancia posterior en París estudió con Antoine Bourdelle, discípulo de Rodin. Su contacto con las escuelas en boga le sirvió para apuntalar un concepto artístico con lo más avanzado del arte universal, sumado a una visión estética que retomaba las raíces y valores de la cultura precolombina.

Aunque el joven escultor nacido en Chiquinquirá en 1899 tenía ya una innata aptitud artística, su ‘Bachué’ y la decoración escultórica en el Pabellón Colombia de la Exposición Universal de Sevilla, España (1929), lo proyectaron como un artista notable. Esa escultura de la diosa muisca sirvió de emblema a un grupo de intelectuales colombianos que se bautizaron Los Bachués y lanzaron un manifiesto, publicado en LECTURAS del 15 de junio de 1930, como propuesta para generar un arte moderno, arraigado en la historia, cultura y símbolos nacionales.

Fragmento tomado de artículo de YESID CONTRERAS BELTRÁN, México, Periodista y escritor colombiano radicado en México.

CHRISTIAN PADILLA. Historiador de Arte

En España y Francia, Rozo se relacionó y conoció lo más granado del arte vanguardista en ese entonces; además, participó en Madrid en el taller del maestro español Victorio Macho. Durante su estancia posterior en París estudió con Antoine Bourdelle, discípulo de Rodin. Su contacto con las escuelas en boga le sirvió para apuntalar un concepto artístico con lo más avanzado del arte universal, sumado a una visión estética que retomaba las raíces y valores de la cultura precolombina.

Aunque el joven escultor nacido en Chiquinquirá en 1899 tenía ya una innata aptitud artística, su ‘Bachué’ y la decoración escultórica en el Pabellón Colombia de la Exposición Universal de Sevilla, España (1929), lo proyectaron como un artista notable. Esa escultura de la diosa muisca sirvió de emblema a un grupo de intelectuales colombianos que se bautizaron Los Bachués y lanzaron un manifiesto, publicado en LECTURAS del 15 de junio de 1930, como propuesta para generar un arte moderno, arraigado en la historia, cultura y símbolos nacionales.

Fragmento tomado de artículo de YESID CONTRERAS BELTRÁN, México, Periodista y escritor colombiano radicado en México.

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